Visitar Sisian y Zorats Karer
Sisian es una pequeña ciudad de 17.000 habitantes. El río Vorotan divide la localidad en dos y es el eje por donde gira la vida de sus habitantes. El puente de la calle Garegin Ndzegh es el principal nexo de unión entre las dos márgenes, siendo la parte norte el núcleo donde se concentran los principales edificios institucionales y la mayor parte de comercios, hoteles y otros negocios.
El clima es muy extremo, con inviernos gélidos y veranos calurosos. Realmente no hay mucho que ver dentro de Sissian, aparte de la iglesia de Sisavan o el Museo de Historia, y sus lugares más visitados se encuentran en los alrededores.
Lo más atractivo y enigmático se encuentra a las afueras de Sisian: a tres kilómetros del centro se encuentran las misteriosas ruinas de Zorats karer (Carahunge). A esa misma distancia pero en otro sentido está la cascada artificial de Shaki. Tampoco te puedes perder el monasterio de Vorodnavank y la ascensión a los petroglifos de Ughtasar.
A Zorats Karer también se le conoce como Carahunge. Muchos le llaman el ‘Stonehenge armenio’ por su alta densidad de menhires. Llegar es bastante fácil ya que se encuentra a cuatro kilómetros al norte de Sisian, por la carretera que penetra en la localidad desde Yeghegnadzor. No obstante, no hay marshrutkas directas hasta allí, aunque siempre le puedes decir al conductor de alguna que te pare allí. Nosotros lo hicimos andando desde Sissian (menos de una hora). También puedes pedir un taxi (AMD 2500 ida y vuelta). Para nosotros, la mejor hora para visitarlo es al atardecer, cuando no hay turistas.
Si estás por la zona, bien merecen una visita. Se trata de unas pequeñas cascadas que aunque están en un entorno natural no siempre funcionan. ¿La razón? Pertenecen a la estación hidroeléctrica y hay un operario que se encarga de accionar el interruptor que las pone en marcha. Lo hace dos veces al día: de 13:30 a 14:30 y de 18:00 a 19:00 horas. Si vas en verano y te apetece hacer acampada libre, es un buen lugar. Si eres más de cama, también hay algún que otro Bed and Breackfast en las inmediaciones. El único inconveniente es que no hay transporte público para llegar hasta aquí y tienes que tirar de taxi o coche propio
El monasterio de Vorotnavank se mimetiza con las montañas que lo rodean como si desde siempre hubiera formado parte del paisaje. Fue construido en el año 1000 por la reina Sahakanuit. Consta de tres iglesias. El recinto se encuentra en estado de semiabandono debido al terremoto de 1931 y los turistas no suelen adentrarse hasta aquí. Dentro de sus murallas hay un cementerio con algunos khachkars. Los lugareños aseguran que de vez en cuando se ve alguna que otra serpiente dentro de la iglesia así que si la visitas, haz ruido para alertarlas. También te aconsejamos que mires al suelo porque al menos cuando nosotros la visitamos, había un enorme agujero en el interior de uno de los templos que con la oscuridad apenas se apreciaba. Si continúas por la misma carretera te encontrarás el Puente Tanghi (1853) y las ruinas de la fortaleza de Vorotnaberd.
Los petroglifos de Ughtasar forman uno de los conjuntos monumentales más inaccesibles de Armenia. Se localizan a 3.300 metros de altitud, en un entorno natural inigualable: a poca distancia de la cumbre del monte Tsghuk (3.585 m.) y rodeado de las aguas cristalinas del lago Ughtasar. El lugar está repleto de rocas que los antiguos adornaron con grabados de animales, escenas de caza, rituales, espirales y danzas ancestrales. Desde aquí se contempla el valle de Syunik, los cráteres de las montañas vecinas e incluso en un día soleado dicen que se puede divisar el lago Aylakh, a caballo entre Armenia y el territorio de Nagorno Karabaj.
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